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Solsticio, tiempo de celebración

Nines Alquézar Castillo

Me encantan las hogueras.  Me encanta dejarme hipnotizar por las llamas danzarinas y el chisporreteo alegre y saltarín que las acompaña.  La fiesta del Fuego siempre ha sido mi fiesta preferida.  Y es que el solsticio de verano, día y noche de tradición pagana llena de símbolos y propósitos, ha sido tiempo de magia y celebración desde antaño en diversas culturas.

Desde Sorkin nos hemos propuesto instaurar el solsticio de verano como día de celebración.  En esa noche, las hogueras prendían para despedir el día y dar fuerza al sol, un sol que en ese día alcanza su máxima altura aparente.  Este hecho influye en los ciclos de vida de plantas y en la concentración de sus principios activos.  De ahí las muchas tradiciones de recolectar un buen número de ellas con fines medicinales y curativos.  En Euskal Herria, esta era función de las mujeres.  No es un hecho casual, sino que responde al rol tradicional de cuidadoras y a la herencia de sabiduría ancestral que tantas mujeres sabias acumularon y pusieron al servicio de sus comunidades. 

Nuestra ceremonia recogió parte de esas tradiciones: nos congregamos en una campa, procurando el contacto con la Naturaleza que los parques urbanos simulan, portando instrumentos para acompañarnos de música, sentadas en círculo alrededor del fuego de las velas.  Elaboramos nuestra ofrenda con plantas aromáticas y medicinales, previamente recolectadas.  Y lo hicimos todas juntas, con amigas y con nuestras hijas, conmemorando el legado de aquellas mujeres sabias, brujas de antaño. Pusimos conciencia a nuestros propósitos;  lo importante fue darnos el tiempo para pensar en ellos, para estar un rato en silencio y parar ese ritmo cotidiano que nos arrastra en su rutina.  Quizás hubo magia… pero quizás también, se dieron las condiciones para segregar serotonina, una de las hormonas que interviene en generarnos bienestar.

Ese mismo espíritu estuvo presente en nuestra contribución a la Ekigain Jaia en Elgoibar. Con este proyecto, Sorkin incursionó en la dinamización cultural, de forma lúdica y creativa, recuperando y reinterpretando tradiciones.  No pudimos acompañarles, pero nos han hecho llegar este precioso video, fotos y más que dan buena muestra del evento y la alegría que reinó.

El influjo del solsticio va más allá del propio día; entre otras, porque la celebración original se trasladó a la noche del 23 de junio.  A la mañana siguiente, la tradición mandaba recolectar temprano, aún con el rocío presente, plantas medicinales como el sauco, la melisa, la verbena, la milenrama o la malva.  Las plantas en flor se recolectaban por las mujeres, que componían  con ellas ramilletes sanadores a los que durante  el resto del año acudían para elaborar infusiones, baños de asiento y otros remedios con los que sanar catarros y otras dolencias.  Además, se atribuía propiedades curativas a las aguas del rocío que en muchos lugares recibían con pies descalzos.

De la ciencia que esconda esta “magia” no tenemos constancia, pero sí de la de recolectar las flores; es este el momento idóneo para la recolección de aquellas plantas que concentran sus principios activos en ellas. La salida que desde Orozko organiza Alma en Verde en la mañana de San Juan nos da pistas para entender cómo esa ciencia empírica de antaño responde a una química concreta que ya hoy día si reconocemos como ciencia y que en Fitoterapia se tiene bien presente.  Encarna, la guíade Alma en Verde, sabe de esto y de muchas otras cualidades de la abundante flora de la zona, de su procesamiento, conservación, secado y uso.  También de brujas y ungüentos.  Y es que en Orozko, como en Elgoibar, a la celebración del Solsticio le otorgan una especial significación.

Para cerrar nuestras celebraciones, en Sorkin aún nos dimos licencia con un último gesto: danzando.  La danza, individual y en grupo, nos permite expresar a través del movimiento emociones y modos de relacionarnos.  A través de la danza, nos acercamos a lo simbólico y ancestral, y al tiempo a vivenciar nuestras emociones de forma saludable.  Esta es una herramienta que ya hemos incorporado en la dinamización de grupos con buena acogida, que nos acerca a la educación vivencial y a la gestión de las emociones.

Lo dicho: en Sorkin, el solsticio es tiempo de celebración.  Nos ha gustado tanto hacerlo, que para el próximo, te animamos a acompañarnos. ¡Nos encantará compartirlo!  

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