CICLO FORMATIVO EN LA BIBLIOTECA BIZENTA MOGEL (DURANGO)

En enero, febrero y marzo hemos compartido reflexiones en torno a la ciencia que se esconde en los saberes de las mujeres con un grupo de 12 mujeres diversas en la Biblioteca Bizenta Mogel de Durango. 

A lo largo de tres sesiones (una cada mes), hemos cuestionado el sistema científico-tecnológico actual, visibilizado diversidad de mujeres científicas, al tiempo que hemos revalorizado multitud de saberes fundamentales para la vida. 

Han salido reflexiones interesantes, como la cantidad de señores que pueblan a sus anchas nuestro sistema reproductivo, en contraposición al vacío de nombres propios (tanto masculinos como femeninos) que se da en el sistema reproductivo de ellos. Así, en el nuestro nos encontramos a Gabriele Falopio, Alexander Skene, Caspar Bartholin y a Ernst Gräfenberg (más conocido como punto G). 

Renombremos entonces, dándoles un nombre neutro, sin un hombre (varios en el caso que referimos) detrás que nos coloniza desde nuestro cuerpo, desde ese sistema reproductivo considerado como no propio de las mujeres. ¿Trompas de Falopio? ¿Por qué no mejor trompas uterinas? ¿Glándulas de Skene? ¿Por qué no glándulas que lubrican la uretra? ¿Glándulas de Bartholin? ¿Y qué tal glándulas para lubricar la vagina, o glándulas vestibulares mayores (como también se las conoce)? ¿Punto G (de Gräfenberg)? ¿Y por qué no punto P, de próstata (de hecho, como se le conoce en el sistema reproductor masculino)? Muestra de algunas de las cuestiones que nos planteamos como un ejemplo más del androcentrismo (entre otras cualidades) imperante en el sistema científico-tecnológico actual. Por eso, no nos quedamos ahí. 

Así, en la segunda sesión conocimos a multitud de mujeres científicas diversas que, aún habiendo participado de la construcción del conocimiento científico legitimado, no participaron del reconocimiento que hubieran merecido por los logros que hicieron. Nos centramos en algunas causas que fomentaron su invisibilización y, también, pusimos el foco en la necesidad de incorporar una mirada interdisciplinar a la ciencia y tener en cuenta el contexto social en el que esta se desarrolla. 

Pero fuimos más allá, visibilizando también a mujeres que realizaron ciencia desde su ámbito cotidiano, a través de saberes como son la limpieza, la agroecología, el tejido,... Lo hicimos de forma vivencial y práctica a través de diversos rincones de saberes fundamentales para la vida, que tradicionalmente han estado en manos de mujeres y que, como vimos, contienen mucha ciencia. Una ciencia cercana a nuestra experiencia de vida y que prioriza la vida frente al mercado. 

Gracias a Esti Albizu, de la biblioteca Bizenta Mogel de Durango, por invitarnos a este ciclo formativo. Ha sido un placer. 

Nota: la mayoría de cuestiones que trabajamos durante estas sesiones las podéis encontrar en nuestro material didáctico “La ciencia que se esconde en los saberes de las mujeres”, disponible para descargar tanto la guía principal como las fichas que la complementan (para educación formal y no formal).